sábado, 24 de enero de 2009

UN AÑO FUNESTO

Hace ya muchos meses que no escribo nada. La verdad es que el 2008 ha sido un año funesto para mí. A parte de quedarme en paro y no encontrar la medicación adecuada para paliar mi malestar en Septiembre, el día 23, se murió mi abuelo. Los últimos meses de su vida sufrió mucho y fui viendo su deterioro día tras día, sufriendo junto a él. Su muerte ha supuesto un duro golpe para todos los que le queríamos. En mi caso, fui el único padre que conocí, ya que el mío me abandonó cuando yo tenía 6 años y nunca le volví a ver. Su apoyo fue constante, siempre estuvo a mi lado decidiera hacer lo que decidiera hacer y siempre le he estado agradecida por ocupar ese hueco tan importante en mi vida. Lo único que me reconforta es saber que ha dejado de sufrir para siempre y que ahora esté donde esté estará mejor. Espero sinceramente que cuando muramos nos reunamos con la gente que queremos y que desapareció de nuestras vidas. Me gusta pensar que mi abuelo ahora estará con su padre, con sus hermanos y con mi abuela. Esta no ha sido la única situación traumática que he vivido durante los últimos meses del 2008. Al mismo tiempo que mi abuelo moría a mi hermana le detectaban un cáncer de mama. Al principio lo pasamos muy mal porque no sabíamos el alcance de la enfermedad. Posteriormente y tras las pruebas pertinentes supimos que el tumor estaba localizado en una parte del pecho y que no se había extendido. A pesar de eso ella está pasando un momento muy duro, con quimioterapia, la posterior operación que se espera para Abril o Mayo y la radioterapia que daría fin al tratamiento. Admiro a mi hermana por la entereza con que ha afrontado su enfermedad. Sigue cuidando de sus dos hijas y no se deja hundir por la desesperanza. Sólo espero que esto termine y que se cure definitivamente y la enfermedad nunca más vuelva a aparecer. Este 2009 lo empezamos con una grave crisis económica y malas perspectivas. Yo de momento encontré trabajo en septiembre y seguiré trabajando hasta el próximo 28 de Febrero en que me vence el contrato. Ya veremos qué pasará entonces. Gracias a los amigos que me apoyan y ayudan en lo que pueden y que hacen que esta vida sea soportable. Adiós a los amigos que han decidido dejar de serlo sin motivo alguno, siempre los recordaré.