martes, 1 de marzo de 2011

CUANDO EL DOLOR LO CUBRE TODO

Hace muchísimo tiempo que no escribo nada. Eso no quiere decir que no me hayan pasado cosas, todo lo contrario, sólo que todas ellas han sido desastrosas. Hace dos años murió mi abuelo después de 4 años de sufrir una demencia extrema que nos acarreó tanto a él como a toda la familia, mucho sufrimiento. El día que lo enterramos fue la última vez que hablé con mi sex-amigo. No entiendo por qué pero decidió desaparecer de mi vida sin más, sin decir adiós, sin un por qué o al menos un beso de despedida. Sigo echándole de menos a pesar del tiempo transcurrido y de vez en cuando le escribo a su dirección de email contándole qué es de mi vida, aunque para ser sincera creo que ni siquiera lee mis mails, jamás ha contestado a ninguno, puede que ni siquiera tenga ya esa dirección. En fin, me quedo con los buenos momentos que pasamos juntos y con la pena de saber que hubiéramos podido ser grandes amigos. El día del entierro de mi abuelo fue muy significativo. No sólo perdí a mi amigo sino que a mi hermana le diagnosticaron un cáncer de mama. A pesar de la mala notícia todos nos volcamos en ella y en darle ánimos. Sabíamos que le esperaba un año muy difícil por delante, con quimio, cirugía y radioterapia. Después de la quimio, cuando llegó el momento de la operación empezaron las malas noticias. El tumor no se había reducido lo esperado y hubo que extirpar la mama junto con los ganglios. Aún así, nos convencimos de que tras la radioterapia, pasadas las primeras revisiones se le realizaría una reconstrucción y la cosa no sería tan traumática. En verano acabó con sus sesiones de radioterapia y le dieron dos meses de alta para las vacaciones. Cuando regresó en septiembre el tumor se había extendido al pulmón y al mediastino. Le pusieron diferentes quimioterapias, algunas de ellas experimentales, para tratar de disminuir los tumores, ya que no eran operables. A pesar de no dejar la quimio durante meses el cáncer siguió extendiéndose, esta vez a la retina del ojo derecho. Después de esto mi hermana se puso muy mal y tuvieron que ingresarla durante 3 semanas en las que estaba tan débil que no podía recibir quimioterapia. El resultado es que el cáncer invadió todo su cuerpo, no se podía hacer nada más que esperar el fatal desenlace. Murió el 12 de Diciembre pasado. Deja dos hijas de 8 y 3 años y un ex-marido cabrón, insensible, cerdo y mala persona que merece un capítulo aparte que intentaré escribir próximamente. Ahora la tristeza invade mi vida, no puedo dejar de llorar y echo terriblemente de menos a mi hermana y a mis sobrinas, a las que no se me permite ver. Antes de su muerte le prometí que lucharía con todas mis fuerzas para que sus hijas fueran felices y no les faltase de nada y en ello estoy, en los tribunales luchando contra el padre de las criaturas para evitar que les joda la vida. Sé que desde donde esté, mi hermana me da fuerzas para luchar y superar día a día la tristeza. Nunca la olvidaré.

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